El estrés como una causa de los problemas cardiovasculares - Fundación Cardioinfanti

El estrés como una causa de los problemas cardiovasculares

Cuidando el corazón

La definición de Estrés es “fatiga del material”.  Es la fuerza que se ejerce sobre un cuerpo, a quien deforma y lleva a cambios físicos y químicos en este.  Término adaptado a la psicología y medicina desde 1950 por el fisiólogo Selye (Wilkipedia).  El stress patológico afecta el organismo humano y por ende el corazón de varias maneras.  Agudamente en casos de estrés emocional por ejemplo ante una noticia muy grave, negativa y repentina (muerte de un ser querido, pérdida de dinero, discusión con ira descontrolada, etc), o un evento físico muy fuerte (secuestro, atraco, desastre ambiental, quemadura, trauma, etc) se liberará a la circulación y el corazón grandes cantidades de adrenalina, norepinefrina y dopamina desde las glándulas adrenales, el sistemas nervioso simpático,  la hipófisis y el sistema nervioso central.  Estas hormonas llevan a cambios agudos en el sistema cardiovascular,  como elevaciones abruptas de la presión arterial, frecuencia cardiaca, aumento del bombeo y trabajo cardiaco entre 5 a 10 veces, su estado basal.  Si el organismo no estaba adaptado físicamente o emocionalmente, sufre un desbalance severo y puede llevar a daño del músculo cardiaco, inflamación agudo del miocardio, necrosis de la fibra cardiaca y por ende a arritmias, fallo cardiaca, infarto de miocardio con coronarias sanas o sin obstrucciones significativas; síndrome conocido como Miocardiopatìa por estrés o “Síndrome de corazón roto”. 

 

Los valores de las mediadores hormonales e inflamatorios en sangre son casi el doble o triple comparado con personas con infarto de miocardio clásico (obstrucción aguda por trombosis coronaria) y hasta 10 veces comparado con personas normales sin estrés (NEnglJMed,2005;352:539-548,DOI: 10.1056/NEJMoa043046).  Por fortuna la gran mayoría de pacientes que sufren esta condición se recuperan en el transcurso de 2 a 3 meses con un tratamiento adecuado, pero puede llegar a ser mortal y dejar secuelas en algunos casos. 

 

El estrés psicosocial crónico y persistente, asociado a sensación de agotamiento, cansancio, ansiedad, depresión, insomnio, preocupación constante, negativismo persistente produce activación progresiva y persistente del sistema simpático, sistema límbico cerebral, los núcleos de la base del cerebro, llevando a una liberación crónica de catecolaminas y cortisol y llevando a un desbalance del funcionamiento endocrino múltiple, hiperlipemia, aumento de la glicemia y resistencia a la insulina, inflamación vascular endotelial crónica, hipertensión, que son causante directos de la aterosclerosis aún en pacientes sin otros factores de riesgo.  La depresión, ansiedad, mala alimentación, sueño no reparador y un pensamiento negativista llevan a descuido serio de la salud general del paciente y a eventos cardiovasculares.  En nuestra experiencia hasta el 80% de los pacientes con infartos de miocardio reciente ha tenido algún condicionante o estresor persistente 3 a 12 meses antes del evento, la gran mayoría por preocupaciones de empleo, hogar, económicas, de índole familiar y personal. 

 

Luego de un evento cardiovascular la presencia de estrés persistente evaluado por escalas de estatus de salud, muestra que las personas con más niveles de estrés tiene una mortalidad del 12,9% con respecto a los pacientes menos estresados que es del 8,6% (Arnold SV.JACC 2012 Oct 30;60:1756).  El estrés en el trabajo en personas con síndrome metabólico aumenta entre 15 a 40% el riesgo de padecer un evento cardiovascular en varios tipos de poblaciones estudiadas, independiente de otros factores de riesgo social como el estrato socioeconómico (Lancet 2012; 380:1491–97) 

 

El personal del salud debe reconocer los problemas de ansiedad crónica, depresión, estrés anormal, trastorno de la conducta, asociadas a las enfermedades clásicas y darle un manejo integral y multidisciplinario, para mejorar muchos aspectos del cuidado y autocuidado de nuestros pacientes (Lancet 2007;370:1089–100)  

 

La Dra Amy Polack en una conferencia reciente en nuestra institución dijo que no teníamos una pócima mágica para el stress, pero actividades como meditación, ejercicio, sueño reparador, resiliencia, y pensamiento positivista y de aceptación nos llevará a mejores resultados. 

Prevenir el stress patológico es una necesidad y obligación del ser humano, empieza desde ya, comparte tus miedos con tu familia, amigos y conocidos, conócete a ti mismo, acepta tus debilidades y se volverán fortalezas, esta pandemia nos ha enseñado que la vida es frágil, luego la familia, los amigos, el trabajo en equipo, la espiritualidad es base fundamental para una salud cardiovascular adecuada. 

 

Animo, empieza con nosotros a respirar más y más profundo, a disfrutar de un aire limpio, de un paseo en familia, de una caminata.  Desconectémonos así sea 3 minutos del mundo externo en el día y miremos nuestro interior, hagamos la pausa y hagámosla más seguido y preparemos nuestro corazón física y emocionalmente para resistir y se bondadoso y resiliente. 

 

 

Recuerda:

 

  • Haz  una pausa, respira profundo (expande al máximo el tora y abdomen superior), disfruta del aire adentro, cierra los ojos, y espiras el aire con felicidad y paz.  Hazlo 10 veces en tu trabajo.  Eso te conecta con tu corazón bondadoso y emocional 
  • Descubre tus miedos y debilidades, trata de superarlos, sino acéptalos.  Cuando descubres tus debilidades se vuelven fortalezas 
  • Cambiemos stress negativo (el no se puede, no puedo, eso es muy duro, no lo haré, no saldrá) por el stress de motivación positiva (Si se puede, intentémoslo, lo intentamos por este otro lado) 
  • Si tienes una carga emocional por dentro, compártela desahógate, habla expúlsala, y entre tus familiares y amigos se encuentra la solución.  Bueno a veces no hay solución pero ya te sientes menos cargado negativamente 
  • Si tienes stress, enfermedad mental, depresión, trastorno de la ira, dile a tu médico que te ayude y remita a un experto que te ayude. 

 

Escrito por:

Dr. Dairo Rey 

Dr. Carlos Andrés Ortiz Trujillo