El ataque cerebrovascular (ACV) isquémico es una enfermedad común y potencialmente devastadora. Una de cada cuatro personas puede sufrir un ACV a lo largo de su vida, esto lo convierte en la segunda causa de discapacidad y mortalidad en el mundo. Identificar sus síntomas y comprender la importancia de una atención temprana puede hacer la diferencia entre la recuperación o secuelas graves.
A propósito del Día Mundial del ACV, hoy te compartimos cómo puedes identificar los síntomas de un ACV a tiempo y por qué es crucial recibir atención médica rápida y efectiva. Entre los signos de alerta más comunes se encuentran:
- Parálisis o debilidad facial, que puede observarse en una sonrisa asimétrica.
- Problemas del habla, como dificultad para expresarse o entender palabras.
- Debilidad o entumecimiento en un brazo o pierna, especialmente en un solo lado del cuerpo.
- Problemas de visión o alteración visual súbita.
- Pérdida de sensibilidad en un lado del cuerpo.
- Pérdida súbita del equilibrio.
Ante la presencia de estos síntomas, es fundamental acudir de inmediato a un centro médico de alta complejidad que disponga de los recursos para tratar esta emergencia. Existen factores de riesgo modificables y no modificables que aumentan la probabilidad de sufrir un ACV, algunos de los que no pueden cambiarse son la edad, ya que, el riesgo de ACV aumenta con ella. La predisposición genética también juega un rol importante, aunque no se puede cambiar. Por otro lado, algunos de los factores que sí pueden modificarse son:
- Diabetes e hipertensión: Estas condiciones deben ser monitoreadas y controladas con medicación regular, aunque no tienen cura.
- Sedentarismo y tabaquismo: Mantenerse físicamente activo y evitar el tabaco reduce considerablemente el riesgo de ACV, ya que el tabaquismo aumenta las probabilidades de una trombosis cerebral.
- Obesidad: Una dieta balanceada y ejercicio regular ayudan a prevenir el ACV.
El Dr. Alejandro Flórez, Neurólogo especialista en enfermedad vascular cerebral y especialista en terapia endovascular Neurológica de LaCardio, explica que los tratamientos para el ACV han evolucionado significativamente. Entre estos procedimientos iniciales se encuentra la terapia trombolítica endovenosa, que administra un medicamento intravenoso para disolver coágulos en la sangre. Sin embargo, en casos de trombosis de arterias grandes, esta medicación no siempre es efectiva.
Para estos casos, existen tratamientos endovasculares avanzados, como la terapia de extracción de coágulos. Este procedimiento mínimamente invasivo consiste en introducir un catéter a través de la pierna o el brazo hasta llegar a la arteria bloqueada en el cerebro, extrayendo el coágulo y restableciendo el flujo sanguíneo. Esta intervención ha demostrado reducir significativamente el riesgo de discapacidad y mortalidad en pacientes con ACV.
Proceso de tención en LaCardio
Cuando un paciente llega a urgencias con síntomas de ACV, en LaCardio se activa el Código ACV, un protocolo de respuesta rápida que involucra a un equipo interdisciplinario de enfermería, radiología, neurología, neurocirugía y otros especialistas. Este equipo actúa con urgencia, realizando imágenes de diagnóstico como TAC o Angiotac, y si es necesario, resonancia magnética para identificar el tipo y gravedad del ACV.
Si se detecta un bloqueo en un vaso pequeño, el paciente puede ser tratado con medicamentos trombolíticos intravenosos. Sin embargo, en casos de bloqueo en arterias grandes (gran vaso), se recurre a la intervención endovascular.
El 80% de los ACV se pueden prevenir mediante cambios en el estilo de vida:
- Ejercicio regular y una dieta saludable ayudan a controlar factores de riesgo como la obesidad y el colesterol.
- Evitar el tabaquismo y limitar el consumo de grasas también contribuyen a la prevención.
- Realizar chequeos médicos periódicos es esencial, especialmente para quienes presentan antecedentes de hipertensión o diabetes.
El otro 20% de los ACV, sin embargo, no se pueden prevenir, pero identificar y gestionar los factores de riesgo sigue siendo fundamental para reducir las probabilidades. Tras un ACV, el paciente debe recibir atención especializada para prevenir un segundo episodio, conocido como prevención secundaria. Esto incluye identificar la causa del primer ACV y administrar medicamentos específicos para reducir el riesgo de recurrencia.
Durante el período de recuperación, el paciente puede requerir rehabilitación motora y del habla, especialmente si presenta dificultades deglutorias que pueden incrementar el riesgo de neumonía por aspiración. La terapia temprana también es clave para maximizar la recuperación de habilidades motoras y reducir secuelas.
La importancia de actuar rápidamente
El ACV es una emergencia “tiempo-dependiente”: mientras más rápido se recibe atención, mayores son las probabilidades de recuperación y menor el riesgo de
discapacidad o muerte. La educación sobre los síntomas y el acceso a centros de alta complejidad, como LaCardio, son fundamentales para mejorar los resultados de los pacientes en Colombia.
De esta manera, el ataque cerebrovascular es una enfermedad grave que puede prevenirse en gran medida con cambios en el estilo de vida. Conocer sus síntomas, actuar con rapidez y acudir a centros especializados de alta complejidad pueden marcar una gran diferencia en la vida de quienes sufren un ACV.