Parkinson: un recorrido por los síntomas, diagnósticos y tratamientos

En el país, cerca de 4.7 de cada 1.000 personas, tienen un alto riesgo de sufrir de Parkinson, sobre todo los mayores de 50 años.

De acuerdo con la Universidad del Rosario para el 2024, la enfermedad de Parkinson se catalogó como la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después de la enfermedad Alzheimer. Si bien la población adulta es la más propensa a sufrirla, existen otros factores sobre todo genéticos que pueden ser la causa en personas más jóvenes, por eso en el Día Mundial del Parkinson, LaCardio te cuenta sobre su sintomatología y los posibles tratamientos.

Más allá del temblor

Aunque la enfermedad es constantemente estudiada en el mundo y aún se desconocen muchos aspectos sobre ella, los expertos manifiestan que esta condición se debe a la combinación de factores genéticos y ambientales, dentro de los cuales está la edad, los posibles antecedentes de la enfermedad en la familia y exposición a pesticidas, herbicidas y metales pesados, aunque cabe anotar que cerca del 80% es idiopática, es decir se desconoce la causa.

Popularmente se piensa que el temblor es el único síntoma que se presenta en estos pacientes, al ser uno de los más visibles, pero la realidad es que las personas inicialmente presentan movimientos involuntarios en una mano o dedo, pero, por otro lado, se acompaña con un signo conocido como bradicinesia que corresponde a la sensación de lentitud o dificultad para realizar ciertas actividades, de rigidez muscular y en etapas avanzadas, inestabilidad postural.

Hay también otros síntomas no motores como depresión, ansiedad, trastornos del sueño, pérdida del olfato, estreñimiento y deterioro cognitivo que se presentan en la enfermedad.

¿Cómo se logra su diagnóstico?

Actualmente, no existe una prueba específica para diagnosticar la enfermedad, pero sí se deben tener ciertas consideraciones en su momento, tales como:

• Historial médico y examen neurológico.
• Evaluación de los síntomas motores.
• Tomografías especializadas que permitan analizar la función o comportamiento de la dopamina en el cerebro. Aunque estas no son específicas para la enfermedad.

Una vez se sospecha la enfermedad, el personal médico procede con los tratamientos que permiten dar un manejo sintomático. Hay que recordar que en el momento no se cuenta con una cura para esta condición degenerativa.

Su manejo se basa en:

1. Medicamentos que aumentan o regulan las cantidades de dopamina en el cerebro
2. Terapias físicas, ocupacionales, del habla y cognitiva para mejorar la capacidad de realización de ciertos movimientos, del equilibrio, de la comunicación y deglución, de la memoria y concentración.
3. En cirugías existen la de estimulación cerebral profunda, que implica la inserción de un dispositivo que ayuda a controlar los síntomas, y por otro lado, está la cirugía de ablación que destruye las zonas del cerebro que causan los síntomas. Estos procedimientos son parte del tratamiento en etapas avanzadas y pacientes seleccionados, es de anotar que estos procedimientos no curan la enfermedad.
4. El ejercicio ha demostrado ser de vital importancia como complemento a todas las terapias, dado que disminuye la velocidad de progresión de la enfermedad y mejora la respuesta a los otros tratamientos instaurados.
5. Las técnicas de relajación como el manejo de la respiración, la meditación y el yoga ayudan a mejorar la calidad de vida de los pacientes. Es importante resaltar que cada paciente es diferente y es importante que ante cualquier síntoma siempre busque la ayuda de un profesional.
6. El objetivo más importante de estas terapias  es buscar la mejor calidad de vida para estos pacientes.